La Tierra es un diminuto escenario en la vasta arena cósmica.
Pensemos en los rios de sangre, derramados por todos esos generales y emperadores para que en glorioso triunfo, pudieran convertirse en los temporales amos de la fracción de un punto. Pensemos en las interminables crueldades acometidas por los habitantes de un rincón de este píxel, sobre los escasamente distinguibles habitantes de algún otro rincón. Que frecuentes sus malos entendidos, que dispuestos estan a matarse entre ellos, que fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto importancia, nuestro delirio que alguna posición privilegiada tenemos en el uiverso, son retadas por éste punto de luz pálida. Nuestro planeta, es una mancha solitaria en la grandiosa y envolvente noche cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ningún indicio que alguna ayuda llegará de otro lado para salvarnos... de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que puede albergar vida, a ningún lado, al menos en el futuro cercano, puede migrar nuestra especie. ¿Visitar? Si. ¿Establecerse? No todavía. Nos guste o no por el momento la Tierra es donde podemos apoyarnos.
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia edificante, que nos hace poner los pies sobre la tierra. Quizá no existe una mejor demostración de la locura de la presunción humana que esta distante imagen de nuestro pequeño mundo. Para mi, remarca nuestra responsabilidad de lidiar entre nosotros con mayor consideración, y de preservar y celebrar nuestro tenue punto azul. El único hogar que hemos conocido.
Carl Sagan.