Friday, February 15, 2008

Los hilos de la vida

Las personas somos como unas marionetas que estamos sostenidos por unos cuantos hilos. La gran diferencia entre las personas es que estos hilos son absolutamente individuales, esto es que un mismo peso puede ser soportado por el hilo de una persona pero no por el hilo de otra. Estos hilos son propensos a romperse por las “experiencias traumáticas” a las que somos sometidos en nuestra actividad diaria. Las experiencias traumáticas son definidas de acuerdo con nuestras creencias y la capacidad personal de asimilarlas y superarlas, unos las llaman acontecimientos trágicos, otros cosas del destino o designios de Dios, yo las llamo la capacidad de manejar los problemas de la vida, es decir, que cuando estamos frente a un problema que rebasa nuestra capacidad para encontrarle una solución adecuada, entonces este problema se convierte en una experiencia traumática. A lo largo de nuestra vida, enfrentamos experiencias traumáticas como la pérdida de un ser querido, sufrir un accidente, la bancarrota, el divorcio, quedarse sin empleo, tomar malas decisiones etc. es decir, cualquier situación o cambio involuntario e indeseable en nuestra vida.

En algunas ocasiones, las experiencias traumáticas son acumulativas y se comportan como un vaso con agua que se va llenando lenta y silenciosamente hasta que de pronto se derrama, en otras ocasiones las experiencias traumáticas son súbitas, intempestivas y en algunos casos violentas. En ambas situaciones estas experiencias traumáticas provocan drásticos cambios en nuestro comportamiento. El ser humano es sostenido por dos finos hilos fundamentales, uno que nos mantiene de pie y el otro que nos hace progresar en el camino. Los dos hilos son importantes y serán tratados en este ensayo, pero el primero es de particular interés porque nos mantiene erectos, es la columna vertebral de nuestras creencias, costumbres y tradiciones, este hilo es único e individual y sin él nos derrumbamos. Dicho hilo está continuamente amenazado por el peso de la desgracia, por la fuerza de la ignorancia, el lastre del temor o la carga de lo inexplicable y en el transcurso de nuestra vida, de alguna u otra forma tales amenazas se cumplen en algún grado, de tal suerte que nuestro hilo fundamental se pone a prueba y se ve debilitado. Cuando nuestro hilo fundamental se rompe, nuestra vida se derrumba y quedamos bocabajo sobre el piso, solos, incapaces de poder levantarnos por nuestro propio pie y peor aun sin las fuerzas para pedir ayuda. En esta posición y aun con alientos de vida, tenemos todavía la esperanza de que alguien nos vea caídos y esté dispuesto a darnos la mano y ponernos de pie, afortunadamente, si este fuera el caso, hay varios posibles agentes que nos pueden brindar ayuda; la familia, los amigos, la religión, los psicólogos profesionales e instituciones sociales, en ese orden. Cuando la ayuda brindada es efectiva, queda nuestro hilo fundamental firmemente amarrado por un largo tiempo y algunas veces para el resto de nuestros días, al o los agentes de apoyo. Cuando ninguno de estos agentes funciona, solo nos quedan dos salidas: La locura o el suicidio instantáneo o lento(drogas, alcohol, bulimia.)

En conclusión los hilos de la vida son sostenidos y movidos al ritmo de las dos manos más poderosas de este planeta, una de ellas es llamada EMOCION y la otra es llamada la RAZON, obviamente la emoción-razón de cada persona.

Ante este panorama aterrador surgen las siguientes preguntas:

¿Cómo identificar nuestros hilos fundamentales?

¿Cómo poder prevenir que los hilos se rompan?

¿Y cómo probar su resistencia?

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